24/8/16

“PLANES NUCLEARES SOBRE EL GOLFO”


VETERANOS DE AYER


Como los antecedentes de EEUU en la región demuestran el impulso de una posible crisis nuclear con Irán

Por Dany Smith





La llamada “guerra del Golfo” de 1991 ha quedado en la historia y aunque ya pasaron 25 años de aquel episodio, sus consecuencias siguen vigentes no solo en la región del Medio Oriente sino, sobre la maltrecha salud de los hombres de las Fuerzas Armadas estadounidenses y de sus aliados que aún sobreviven con graves dolencias que se extienden a sus hijos, mujeres e incluso a sus nietos. En aquella ocasión, las causas de las dolencias que afectaron a todos los efectivos que intervinieron en la llamada “Operación Tormenta del Desierto” no solo provinieron de la contaminación de los gases del fuego de los cientos de pozos petroleros ardiendo en todo el emirato de Kuwait que caía en forma de lluvia negra y de las ojivas cargadas con agentes nerviosos (Tabum y Sarín) lanzados por los iraquíes en las respuestas al ataque que dio comienzo el 16 de enero de 1991

 (v. http://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2015/10/veteranos-de-ayer-precedentesnavales-de.html#comment-form ); también habían sido originadas del uso indiscriminado de Uranio empobrecido en las bombas, municiones de tanques y cabezas de misiles aire-tierra que lanzaban los cazabombarderos de la aviación norteamericana.


Incluso habría que recordar que muchas de aquellas armas químicas y biológicas que usaron los iraquíes, tras el asesoramiento de Henry Kissinger y Cía (v. “Autoencubrimiento de quienes proveyeron armas a Saddam”.http://www.voltairenet.org/article120599.html ) habían sido vendidas previamente por el gobierno de Ronald Reagan para que las usaran contra Irán y de ese modo poder matar con mayor eficacia a las mareas humanas con las que los iraníes lanzaban sus ofensivas terrestres. Tampoco habría que olvidar que quien gestionó estas entregas en Bagdad fue Donald Rumsfeld, quien en 2003 sería parte del gobierno de Bush (h) y artífice de la invasión de Iraq.


Uno de los resultados del uso de esas armas producidas por las industrias “Rockefeller”, fue la matanza de kurdos en Halabja en el norte de Iraq, asunto que fue tratado con mucha discreción por la prensa norteamericana.


Para cuando se produjo el enfrentamiento entre Iraq y la Coalición Aliada, los iraquíes no dudaron dos veces y tal como lo afirman documentos de inteligencia del gobierno de Saddam Hussein y testimonios de ex comandantes de la Guardia republicana, entre sus municiones contaban alternadamente con proyectiles convencionales y otros armados con cabezas químicas (proveidas por Washington) por que se distinguían por el color de sus ojivas.


Donald Rumsfeld y Saddam Hussein



El resultado para la humanidad involucrada en esa hecatombe bélica fue pavorosa y los que parecieron ser los vencedores, pronto se darían cuenta que la guerra para ellos no solo no había terminado sino que incluso, no tendrían posibilidad de ganarla. Tal como lo han revelado algunas fuentes, aquellos soldados, pilotos y marinos que estuvieron en el teatro de operaciones, además del coctel químico que aspiraron durante su estancia, volvieron contaminados con microparticulas de polvo radiactivo, el cual desde las primeras detonaciones sobre las posiciones iraquíes, por efecto de las explosiones y del fuego que originaron, se elevaron con el humo a la atmosfera para tras ser arrastrado por los vientos regulares de la zona para terminar cayendo desperdigado en un finísimo polvillo radiactivo que además de envenenar a los pobladores civiles, las aguas y los frutos en el terreno (Cuyos resultados horrendos podemos ver en Faluya), fue aspirado por todos los combatientes en operaciones.


Pese a ello, Washington y el Pentágono se empecinaron por mantener el asunto bajo el más estricto secreto y solo comenzó a ser conocido con los reclamos de los veteranos que, además de luchar por la atención médico-social que se les debía por sus servicios prestado a la nación, reclamaban explicaciones sobre las misteriosas afecciones que estaban sufriendo ellos mismos y muchos de sus descendientes.


Fue por la presión progresiva y sostenida de miles de aquellos veteranos que impulsaron legalmente sus reclamos durante el gobierno de Bill Clinton, que se abrieron investigaciones a cargo de departamentos federales de salud y del Pentágono que encargo a la Corporación RAND, que realizaran un análisis de las posibles causas de las afecciones masivas que estaban matando lentamente a los veteranos de aquella campaña militar y que, no discriminaba entre personal de tierra, embarcados y de la aviación. Sus conclusiones fue aquel críptico diagnóstico que llamaron “Síndrome del Golfo” sin señalar la presencia elementos radiactivos en su composición.




Pero sin importar que las heridas abiertas de aquellas jornadas seguían supurando la porquería que había nacido de aquella guerra, en 2002 la entrante administración de George W. Bush hijo, enmarcado en la Operación de falsa bandera del 9/11, comenzó a preparar lo que en realidad ya estaba programado desde hacía más de una década en épocas en las que su padre, George H. Bush era el vice de Ronald Reagan.


Con una innegable influencia dentro de la CIA, Bush y los sectores neocon que siempre trabajaron coordinados con los sectores sionistas que marcan la agenda de política exterior, prepararon la crisis que desembocaría en la guerra de 1991, algo que ni los mismos norteamericanos actualmente pueden negar.


Para colmo de males, unos años atrás Washington en un acuerdo con Tel Aviv permitieron el acceso de ojivas nucleares a Riad como una forma de tratar de equilibrar el avance de la influencia chiita pro-iraní en la península arábiga.


En un enjundioso articulo del sitio estadounidense “VeteransToday.com” escrito por Ian Greenhalgh, se expone los entretelones en los que se enmarco el uso de de pequeños dispositivos nucleares en Iraq y las consecuencias que aún siguen pagando –además de la población iraquí- los veteranos de las guerra de 1991 y 2003 (v. http://www.veteranstoday.com/2016/08/21/us-used-small-nuclear-weapons-in-iraq/ ), a manera de advertencia de posibles planes de usar nuevamente dichas armas pero esta vez contra Irán.


La campaña bélica del 2003, fue la excusa para desplegar y utilizar los dispositivos nucleares tácticos contra objetivos estratégicos como forma de doblegar la dura resistencia que presentaron los defensores de Bagdad.


Había que ir contra Iraq una vez más y esta vez, el elemento radiactivo sería utilizado en su potencialidad completa aunque, bajo el más estricto secreto. Fue así como en 2003 y tras la charada de la supuesta amenaza de un Iraq con armas de destrucción masiva que incluía la posesión de supuestas armas nucleares escondidas en “alguna instalación secreta en el desierto”, Washington arremetió sin piedad sobre la nación árabe, para lo cual y entre algunas de sus novedosas armas, estuvieron sus misiles crucero y bombas armadas con cabezas nucleares tácticas.


Mantener el estricto secreto era vital para La Casa Blanca que sabía que estaban abriendo un nuevo conflicto sobre la base de meras supercherías, justificadas en informes falsos elaborados por la CIA y de sus colegas británicos del MI-6. Es seguro que los asesores de entonces le hubieran dicho al “Mr. President”, que tarde o temprano se enterarían del engaño así que había que actuar rápido y sin miramientos. El mundo les observaba y debían moverse con cautela.




Pero saltando todo el circo diplomático que desplego Washington ante la ONU y los medios angloestadounidenses, en Iraq los iraquíes serían los protagonistas y testigos principales de la criminal contradicción estadounidense; los que alegaban que “las armas de destrucción masiva eran una amenaza para la paz mundial y la humanidad”, las utilizarían con total escarnio y sin límites sobre las poblaciones civiles sin medir las consecuencias que causarían sobre propios y ajenos.


Desde los primeros bombardeos sobre Bagdad, los norteamericanos no tuvieron la mínima misericordia y lanzaron con total impunidad bombas termobáricas –que penetran en el suelo varios metros y producen una especie de terremoto-sobre zonas céntricas de la capital, pasando por los dispositivos nucleares tácticos que se comprobó sobre la zona del Aeropuerto “Saddam Hussein” hasta armas secretas como aquel carro de combate que usando un rayo de pulso electromagnético achicharró a diestra y siniestra las defensas desplegadas iraquíes en el distrito de Al Makasib al sur de Bagdad (v.http://pensamientoestraegico.blogspot.com.ar/2016/01/veteranos-de-ayer-el-rayo-de-lamuerte.html )


Actualmente las cosas han cambiado radicalmente y el mapa geopolítico se está reconfigurando con rapidez. Rusia ha vuelto a la región del Medio oriente y además de demostrar sus capacidades en Siria, ha trabado excelentes relaciones con Teherán por lo que, no será fácil para Washington ir directamente como lo hizo con Iraq o incluso con Libia y machacar sin piedad a sus poblaciones. Igualmente ello no significa que se abstengan de seguir buscando la vuelta para golpear; sin dudas que parte de su estrategia para distraer a Rusia de la región es abriéndole otros focos de conflicto como en Ucrania o con los despliegues de armas de la OTAN en Rumania y Polonia.


Tal como lo señala aquel artículo de “VeteransToday”, parece claro que el próximo paso de Washington será ir contra Irán y como ya usaron armas nucleares contra Iraq, un gobierno encabezado por una administración neocon con fachada demócrata encabezada por una presidencia de Hillary Clinton, no dudaran hacerlo abiertamente en esta oportunidad siempre y cuando construyan una excusa para saltar a Rusia.

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