20/4/14

Kuwait: prohíben la publicación de dos diarios que dieron a conocer un presunto golpe de estado


Los medios deberán salir de circulación dos semanas tanto en sus versiones impresas como on line.

Foto ilustrativa.


Un tribunal de Kuwait prohibió la publicación de dos diarios que informaban sobre una presunta trama para derrocar al gobierno, informaron fuentes judiciales.

El tribunal ordenó al diario Al Watan y Alam al Youm supender durante dos semanas su publicación, inclusive sus ediciones online, tras un requerimiento del Ministerio de Información, según las fuentes.

En diciembre se reveló en Twitter que Ahmed Fadh al Sabah, un miembro de la familia gobernante, había obtenido una grabación de audio de una presunta conversación entre el ex primer ministro Naser al Mohamad y el ex presidente del Parlamento Yasen Al Jorafi en la que al parecer hablaban de derrocar el gobierno y la autoridad del emir.

Los tres implicados negaron la existencia de "la cinta golpista". Al Sabah dijo que había recibido "grabaciones sobre temas locales, parlamentarios y de la familia gobernante".

Sus declaraciones desataron una tormenta política en el emirato y condujeron a que la semana pasada el Parlamento celebrara una sesión secreta por las acusaciones.

A principios de mes, el fiscal jefe Dherar al Asousi ordenó un "vacío" informativo sobre las investigaciones del caso, indicando que la prohibición se hacía con el objetivo de proteger "los intereses y la unidad nacional".



La Asociación de Prensa de Kuwait, un gremio independiente, condenó la prohibición de hoy y señaló que infringe la libertad de expresión.

Al Watan señala en su página web que todavía no le ha sido oficialmente notificada la prohibición de publicar. Varios blogueros del país han sido llevados a juicio en los últimos meses, acusados de difamar al líder del país.

El bloguero Adula Fayruz fue condenado en febrero a cinco años de prisión por presuntamente hacer comentarios ofensivos sobre el emir Sabah al Ahmed al Sabah.

14/4/14

Una enfermera española en Arabia Saudí: «Aquí gano más de 4.000 euros al mes»



Desde Reino Unido hasta Australia, opciones no faltan, y motivos para emigrar, tampoco. Esta es la historia del éxodo de nuestras enfermeras








La enfermera Amaia Ibarrola Arana

Hasta 11.773 puestos de trabajo para enfermeras españolas ofrecidos en toda Europa; 914 se marcharon en 2011; 100.000 son las que ahora pide contratar Arabia Saudí; 16.375 están en paro... Detrás de estas frías cifras hay oportunidades, desafíos, miedos y dudas; pero sobre todo hay historias de vida; historias de enfermeras españolas que contando con el mejor modelo de formación de Europa tienen que marcharse. ¿Por qué? La respuesta es una, aunque cambie el interlocutor: la crisis. La crisis traducida en unas escalofriantes cifras de desempleo en «una profesión que históricamente no ha tenido paro», afirmó esta semana Máximo González, presidente del Consejo General de Enfermería. ¿Hay salida? Sí, pero no tan cerca.

Amaia Ibarrola, navarra de 31 años, es una de las valientes mujeres que han hecho las maletas, y se ha marchado a Arabia Saudí. Lleva un año trabajando en el King Faisal Specialist Hospital de Riad. «Aquí cobro 3.500 euros y haciendo guardias saco 4.000 o 4.100, con el añadido de que Arabia está libre de impuestos», cuenta Amaia entusiasmada. «El alojamiento está pagado por el hospital, así que solo gasto en internet y en la comida, que es muy barata», añade. Eso sí, Arabia Saudí es un país islámico y las condiciones en las que vive la mujer distan mucho de asemejarse a lo que una española podría estar acostumbrada. Pero Amaia dio un paso al frente y, de hecho, incita a sus compañeras a que hagan lo mismo. «Lo que tiene en contra es la vida social. Es un país muy hermético. Las mujeres tenemos que llevar una “abaya” (túnica negra desde el cuello hasta los pies) con un pañuelo negro en la cabeza», cuenta. «De hecho, hay policías religiosos, los “mutawa”, que pasean por los centros comerciales para comprobar que estés cubierta». ¿Y en el trabajo? «No uso “abaya”, pero no puedo enseñar los brazos ni las rodillas ni utilizar jeans o ropa ajustada». Estas son las condiciones y Amaia las aceptó: «Hay que tener claro a dónde vas, Arabia Saudí tiene sus leyes, no podemos conducir ni hablar con hombres». Y pese a todo «yo lo recomendaría, no es Europa, pero tampoco es un infierno, estoy contenta». Amaia cobraba en España una media de 1.800 a 2.000 euros al mes. El salario ha sido su principal motivación. Eso sí, «trabajamos más horas, 44 a la semana, pero tenemos 54 días de vacaciones», cuenta.

No todas han emprendido el viaje, pero algunas están a punto de hacerlo. Eva García, segoviana de 52 años, no está entre las 26.000 paradas, pero quiere marcharse a Australia. «Siempre tuve en mente salir fuera, pero ahora me lo planteo seriamente porque veo que las condiciones de trabajo empeoran a pasos agigantados; me gustaría desarrollar mi trabajo con más calidad», cuenta. «Hay recortes de personal, atendemos cada vez más gente». Eva querría desempeñar su trabajo como antes, y probablemente los pacientes también. «Antes te podías dedicar veinte minutos para atender a un paciente; ahora no puedes dedicarle ni cinco», lamenta. Eva tiene motivos de sobra para irse: «Me bajaron el sueldo un 5% el año pasado y este año otro 8%». En cuanto a destinos sí la detienen las condiciones en Arabia Saudí: «Me encontraría con obstáculos para desarrollarme personalmente». Lo que no la detiene es su país, por eso no es Arabia pero sí Australia. «Nos van a quitar días libres, hay un deterioro de las condiciones laborales en calidad y cantidad». Pero esta enfermera, como tantas, tiene una familia, ¿cómo afrontar el desafío involucrando a los seres queridos? «Mi familia está de acuerdo, también es una oportunidad para mis hijas, que son profesoras y aquí no ejercen. Están dispuestos a hacerlo».
«Lejos, pero cerca»

Otras, como Natalia de Luque, se van pero no tan lejos: a Inglaterra «que está cerquita de España». Natalia tiene 29 años y vive con sus padres. Se marcha a Londres porque se acabará su contrato. Trabaja en un hospital de Córdoba con una reducción de jornada del 33%. Espera una buena oferta en Londres para marcharse. No le preocupa tomar la decisión sin tener contrato desde aquí porque las oportunidades de empleo más allá de nuestras fronteras son otras: «Hay ofertas constantemente tanto en la sanidad pública, en la que ganas hasta 35.000 euros al año, como en la privada, donde se pagan hasta 50.000 euros», comenta. Natalia es consciente de que la mejor formación es en España, pero que la rentabilizará otro país «da mucho coraje, yo además tengo master y seis años de experiencia, es penoso pero no nos queda otra». Ha descartado la opción de Arabia porque la cultura la «echa para atrás». Está entusiasmada con su nuevo destino. «Las condiciones son buenas, hay muchos beneficios y flexibilidad de horarios, incluso». Natalia partirá con su novio, actualmente vive con sus padres: «Va siendo hora de que emigre», asegura. «Ellos no quieren que me vaya pero entienden la situación, yo pretendo trabajar un tiempo y volver a España con más dinero».
Buena acogida en Arabia



Eva Hernández tiene 27 años, es asturiana y lleva un año en Arabia Saudí. «No es un país para quedarse mucho tiempo», asegura. «Los occidentales estamos en una burbuja, vivimos en residencias llamadas “compounds”, apartados del resto». Tropieza con una cultura diferente a la suya pero planea quedarse un año más. «Trabajé en Navarra, donde primero había contratos a tiempo completo, luego medio, y al final, nada». «En España no aguantas mucho tiempo, cuando ves la oportunidad de tener algo mejor te vas». Reconoce que trabaja más horas que en España, pero gana 4.000 euros al mes. Eva anima a sus compañeras a emprender el viaje y por su parte, trata de evitar ciertos prejuicios. «Hay casos en los que tenemos más privilegios y además la acogida es increíble, adoran a los españoles». Eva quiere regresar, pero pensando en voz alta se debate: «a ver lo que me encuentro, porque para estar sin trabajo...». En cualquier caso, antes o después, todas, sueñan con volver.