24/3/24

LA POLITICA EXTERIOR ARGENTINA ANTE CONFLICTOS INTERNACIONALES:

 



La Política Exterior Argentina ante conflictos internacionales: los casos de la Guerra del Golfo Pérsico 

El final del siglo XX quedará grabado para siempre en la historia de la humanidad por los vertiginosos cambios políticos y sociales que se sucedieron en el transcurso de tres años: 1.989, 1.990 y 1.991.El imparable ciclo de sucesos comienza con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1.989, sigue con el derrumbe de los socialismos en Europa de Este, pasa por la crisis y Guerra del Golfo Pérsico en 1.990 y 1.991, y se cierra con el desmembramiento de la Unión Soviética el 25 de diciembre de 1.991.Culmina así el orden mundial de Guerra Fría que tuvo en vilo al planeta durante cuarenta y cinco años. Estados Unidos resultó la única superpotencia victoriosa de esta contienda.

En la República Argentina, se producía en 1.989 el primer traspaso del poder presidencial de un presidente constitucionalmente elegido a otro desde 1.973, cuando Lastiri pasase a Perón los atributos de mando. Menem, y su grupo de asesores más cercanos, estaban decididos a desplegar una accionar exterior que reinsertase a la República Argentina en una posición destacada en el sistema internacional. Para ello, encaró una serie de reformas políticas y económicas estructurales tanto en el ámbito interno, como en el exterior. Menem se vio claramente influido por los sucesos del contexto internacional. Siendo Estados Unidos el único poder hegemónico que se erguía en el mundo en la década que se iniciaba, el mandatario argentino resolvió firmemente alinearse en lo político con el país del norte, superando definitivamente una larga historia de desencuentros en las relaciones bilaterales.

La Guerra del Golfo fue el test case por excelencia que demostraría hasta qué punto llegaría la adhesión de Argentina al orden impuesto por Estados Unidos. El proceso de toma de decisiones al respecto, se caracterizó por su alto grado de concentración en la figura del Presidente de la Nación y de algunos de sus ministros más emblemáticos, como el Canciller Domingo Cavallo y el Ministro de Defensa Humberto Romero. En otras palabras, se dio un proceso decisorio que puede encuadrarse teóricamente dentro del Modelo I descrito por Graham Allison en su libro “La Esencia de la Decisión”:



"El intento de explciar los acontecimientos internacionales a través del

recuento de los propósitos y cálculos de naciones o gobiernos constituye

la marca distintiva del Modelo de Actor Racional.(Allison, 1.987:31).



Prácticamente no se dio cabida ni al Parlamento ni a la opinión pública en el proceso. La decisión fue tomada por el gobierno, realizando un cálculo racional de costos y beneficios. Argentina envió finalmente fuerzas armadas al Golfo para integrar la coalición multilateral que liberó Kuwait aún sin haber contado nuestro país con el pedido de ayuda militar de Estados Unidos. El contexto internacional en esta oportunidad se mostró lo suficientemente flexible como para permitirle a nuestro país semejante jugada. La presencia de una nación sudamericana en la coalición era funcional a las necesidades de los protagonistas de la contienda de legitimar internacionalmente una operación de la envergadura de Tormenta del Desierto de tal manera que no fuese vista por los estratégicamente imprescindibles aliados árabes como una incursión imperialista de Estados Unidos.



Luego del discurso del presidente George Bush del 11 de septiembre de 1.990, en el que el presidente estadounidense hizo referencia al surgimiento de un Nuevo Orden Internacional, Menem percibió claramente que el sistema estaba ante una instancia excepcional de redefinición de sus reglas de juego futuras. Se trataba de un momento en el que había dos alternativas dicotómicas de opción estratégica: 1) neutralismo absoluto como rasgo general de su política exterior (respondiendo a una de las más constantes variables de la política exterior argentina que subsistía aún en esa época); o bien 2) adhesión irrestricta al esquema planteado por Washington y participación activa dentro del mismo (aún sin la solicitud expresa de la potencia del norte). De esta actitud, se obtendrían claros beneficios, y se minimizarían los costos en todo sentido. Los beneficios, como bien lo expresó Escudé tiempo después de las operaciones, implicarían:


a) entrenamiento gratis y del mejor nivel para la Armada Argentina; 

b) buenos sueldos para los hombres que participaron de la operación (cosa que escasea en esta época de bancarrota del Estado argentino);
 
c)importantes negocios en la reconstrucción de Kuwait en el campo de barrido de minas y en la extinción de incendios de pozos petroleros; 

d)un incipiente nuevo rol para unas fuerzas armadas argentinas que están gravemente necesitadas de una razón de ser y de una misión significativa, ahora que las principales hipótesis de conflicto con los países limítrofes han quedado descartadas”. (Escudé, 1.989:39).


Los costos, medidos en términos económicos no habrían de producirse, dado que se acordó con los países directamente afectados por la crisis, que serían éstos los principales financistas de la participación de nuestras tropas en la coalición libertadora. 
En efecto, cuando el ministro de energía y agua de Kuwait visitó Argentina a mediados de septiembre de 1.990 para solicitar oficialmente la participación de nuestras fuerzas en la coalición libertadora, la condición fue el compromiso del Emirato de depositar 22 millones de dólares en un banco londinense para financiar las operaciones. 
En septiembre de 1.990, las arcas de la República se veían absolutamente imposibilitadas de costear las operaciones de la Armada, a pesar de la voluntad política demostrada por el gobierno.


En el caso concreto que estoy estudiando, el representante del Ejecutivo que más actividad desplegó después del presidente para la implementación de la decisión y su posterior defensa, fue sin dudas el entonces Ministro de Relaciones Exteriores Domingo Cavallo. 

Apenas se produce la invasión iraquí de Kuwait, Menem comenta a su Canciller que tiene intenciones de mandar tropas a la zona; dado que avisoraba la formación de una coalición internacional contra el régimen de Saddam Hussein, de la que no quería quedar fuera. 
De la misma manera, adhiere sin demora a la resolución 661 del Consejo de Seguridad de la ONU, que preveía sanciones económicas y comerciales contra el o iraquí. Sin embargo, Cavallo no se mostraba demasiado convencido al comienzo del envío de fuerzas al Golfo. Específicamente porque calculaba que tal determinación acarrearía costos políticos internos, según lo demostraban las opiniones de otros funcionarios que había consultado. Menem, con todo, exhortó a su ministro a literalmente “no escuchar a nadie que se opusiese a su iniciativa”.

Cavallo considera que Argentina debería actuar adhiriendo a las medidas que las Naciones Unidas tomasen con relación a Irak, pero consideraba exagerado el envío de tropas a la región. A pesar de esto, el presidente envió a su ministro a sondear opiniones al exterior para que se convenciera por sí mismo de lo acertado de su decisión. Así se entrevistó en Italia con el demócrata cristiano Primer Ministro Andreotti; con el socialdemócrata presidente Craxi y con su Canciller De Michelis, de la misma extracción partidaria. 
Los tres políticos se mostraron interesados en la participación argentina en las operaciones de algún modo, dado que la presencia de un Estado latinoamericano contribuiría a legitimar diplomáticamente las acciones de las naciones Unidas (embargo total, según la resolución 661/90 del Consejo de Seguridad) ante el resto los países árabes, que no verían detrás de todo una acción estadounidense tendiente a agredir al Islam, como proclamaba Hussein.

En los mismos términos se pronunciaron el presidente egipcio Mubarak, y su entonces Canciller Boutros Galhi. Ante estos argumentos, Cavallo se convenció definitivamente que Argentina debía participar no solamente de las sanciones, sino que también debía mandar tropas en caso de conformarse una coalición militar multinacional para apoyar tales medidas. 
En virtud de ello, instruye a su jefe de gabinete, Guillermo Seita, para que consulte al Consejo Superior de Embajadores - órgano que según el artículo 26 de la Ley de Servicio Exterior fue creado para asesorar al Canciller en materia de política exterior – para que se elaborase un plan para el envío de fuerza al Golfo. A partir de ese momento, aunque de manera subordinada a la férrea voluntad presidencial, entra a jugar en este proceso decisorio el segundo actor de este proceso decisorio: la Cancillería argentina.

Es destacable el hecho que Cavallo, a diferencia de su sucesor Guido Di Tella, consultaba frecuentemente al Consejo Superior de Embajadores, además de a sus asesores privados. En esta ocasión, en le mencionado órgano, todos, salvo el Embajador Lucio García del Solar se pronunciaron a favor de la medida. Sin embargo, otros sectores del Palacio San Martín se manifestaron en desacuerdo con el posible envío de tropas. Desde el punto de vista de los funcionarios encargados del área de política exterior del ministerio, se adujo que el involucramiento argentino quebraría la larga tradición argentina de neutralidad en los conflictos bélicos extrarregionales.

Este argumento fue decididamente desechado por el presidente, dado que su visión era que la posición neutral de la República en las dos conflagraciones globales había ocasionado dificultades para la posterior inserción exitosa del país en los sistemas internacionales surgidos de ambas posguerras. Menem estaba convencido, según lo manifestó en reiteradas oportunidades a lo largo de septiembre de 1.990, que la participación argentina en el bando aliado en la crisis del Golfo Pérsico, facilitaría el ingreso del país en el sistema económico mundial de la posguerra fría, logrando de esa manera un incremento instantáneo del flujo de inversiones extranjeras al país.

Es necesario destacar que a pesar del optimismo presidencial, el mismo embajador estadounidense ante Argentina, Terence Todman, aún habiendo expresado el beneplácito de su gobierno por la iniciativa nacional, se encargó de dejar en claro que la ayuda militar de nuestro país al suyo ante la emergencia en cuestión no sería algo que cambiaría las relaciones económicas bilaterales; que no implicaría un aumento automático del flujo de inversiones del país del norte; y que no supondría un cambio de fondo en el tratamiento de la deuda externa. Otro sector que no se declaró enteramente favorable al envío de tropas nacionales al Golfo, fue la secretaría legal de la Cancillería.

En efecto, el 29 de agosto de 1.990, cuando de hecho Menem ya había tomado su decisión, Horacio Basabe, consejero legal del Palacio San Martín, elaboró un memorando secreto en el que especificaba que el Poder Ejecutivo debería consultar al Congreso Nacional para la salida de fuerzas nacionales en caso de solicitud de los países citados en el párrafo 1 de la resolución 665 del Consejo de Seguridad de la ONU. La Carta de San Francisco es ley de la Nación. 

En su capítulo VII, más concretamente en su artículo 43 queda establecida la obligación de los miembros de la organización de colaborar con la ayuda necesaria para el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. Lo cierto es que de una u otra manera, el Consejo de Seguridad no demandó oficialmente la participación argentina en una fuerza de paz.

Por esto, una iniciativa como la que se proponía Menem, debería contar con la anuencia legislativa correspondiente. A pesar de lo acertado del memorando de chancillería, Menem ordenó la elaboración de otro documento un día después del anuncio del envío de las fuerzas argentinas al Golfo, rectificando el precedente. En este último texto constaba que la secretaría legal del ministerio no había hecho un análisis exhaustivo de todas las posibilidades ofrecidas por la resolución 665, sino que se había limitado a responder la pregunta planteada. Finalmente, llegó el momento de la decisión. 

Menem estaba totalmente seguro del paso que estaba dando. Y el 19 de septiembre de 1.990 se firmó el decreto correspondiente. De esta manera, el Destructor Almirante Brown, la Corbeta Misilística Spiro fueron enviados junto a dos helicópteros al Golfo. Violando las disposiciones del artículo 67 (actual artículo 75 inciso 28) de la Constitución Nacional, no pidió la autorización del Congreso para la salida de nuestras fuerzas. El presidente justificó su decisión en términos políticos en reiteradas oportunidades a partir de esa fecha

Es muy clara la postura interesada, racional (en términos de cálculo frío de costos y posibles beneficios) del entonces presidentes. Además de esto, realiza un habilísimo manejo discursivo retomando las ideas del Perón de 1.946, quien creía que en caso de estallar una Tercera Guerra Mundial, Argentina saldría beneficiada por tener la posibilidad de vender sus productos alimenticios a todo el mundo; justamente en el mismo momento que más se alejaba de los postulados tradicionales del justicialismo en materia de política exterior; como lo eran la Tercera Posición o el no – alineamiento. Claro que los beneficios por la participación en la Guerra del Golfo no pasaron más allá de la participación de nuestras tropas en un desfile conjunto con las tropas vencedoras.

5082 CAMARA DE SENADORES DE LA NACION REUNION 353

Esta verdadera sobreactuación de nuestra política exterior no ayudó a borrar la mala imagen argentina en la memoria histórica estadounidense. Prueba de ello son las palabras del embajador Todman comentadas algunos párrafos más arriba y el hecho que, años más tarde, Washington siguió comportándose hacia la región pensando en términos de balance de poderes. Porque si bien otorgó a la Argentina el rango de principal aliado extra OTAN; apoyó a Brasil en su candidatura a miembro permanente del Consejo de Seguridad (aspiración argentina) – siendo que Brasil no se alineó con Estados Unidos en la crisis del Golfo; y permitió la compra de aviones de combate sofisticados a Chile. Además, jamás dejó de presionar a nuestro país por cuestiones económicas, comerciales o de seguridad cuando algún lobby interno así lo exigía.

Tengo sobre ini escritorio el informe que elevó la Consejería Legal (le la Cancillería el 29 de agosto de 1990, cuando surgió este problema. Allí, nítidamente se aconsejaba el tratamiento ele este asunto en el Parlamento. No se les hizo caso, Mandamos los barcos. Y resulta (lile después, cuando vino aquí el canciller, le pregunté cómo se financia tollo esto -hay senadores que lo pueden atestiguas-. El nos elijo que Kuwait había establecido una financiación que, hasta el 15 de enero, implicaba el gasto de 18.900.000 dóhues, Entonces, de continuar en la zona luego del 15 de enero, habrá que realizar otra financiación. Le pedí id canciller que sacara 20.000.000 de dólares de las reses as del Banco Centralal y  lo pagáramos nosotros, porque si el gobierno dispone que los barcos permanezcan en la zona, tambien tiene (quee hacerlo en cuanto a que no sea cubierto con cuotas aportadas por los países totalmente interesados, sino con nuestro propio capital. Es una forma de resguardar nuestra propia dignidad. 

Y también el señor miembro informante dijo qne lo (lile esta en juego es el concepto de una nueva seguridad colectiva. Esto requiere que pensemos en cual ha sido la idea capital para mandar esos barcos cuando países que están en el Consejo de Seguridad no lo han hecho. Por ejemplo, la Unión Soviética votó y aprobó todas estas resoluciones pero no envió un solo soldado; y nadie me puede decir que esa nación, a pesar de la deformación y de la crisis que hace parecer que la gastado  se está ensuciando, no va a participar del nuevo orden internacional. Pero éste nuevo orden que tiene que surgir debe ser precisamente eso y no una persistencia del actual.

 Ahora, se juntan los siete grandes y le dicen el mundo cómo tiene que comer, cómo tiene que vivir, hasta dónde pueden tener techo y hasta dónde pueden tener libros

23/3/24

GUERRA DEL GOLFO PERSICO (1990 - 1991)



Te explicamos qué fue la guerra del Golfo, cuáles fueron sus antecedentes y sus resultados. Además, las resoluciones de la ONU sobre el conflicto.


Una alianza internacional liderada por Estados Unidos intervino en la guerra del Golfo en contra de Irak.

¿Qué fue la guerra del Golfo?

La guerra del Golfo (1990-1991), también llamada “segunda guerra del Golfo” (mientras que la “primera” se refiere a la guerra entre Irán e Irak de 1980 a 1988), fue un conflicto militar internacional que involucró a varios países. El conflicto se inició cuando el líder de Irak, Saddam Hussein, acusó a Kuwait de sobreproducir petróleo, generar la caída de su precio y explotar las reservas petroleras de Rumaila, que se encontraban del lado iraquí de la frontera.

En 1990, las tropas iraquíes invadieron Kuwait y ocuparon el país. Ante el temor por las reservas de petróleo, Estados Unidos, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y el Reino Unido se aliaron en contra de Irak e intervinieron directamente en el conflicto, cada uno en defensa de sus propios intereses. A su vez, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) demandó la retirada de las tropas iraquíes.

Las tropas extranjeras aliadas atacaron a los iraquíes por aire, por tierra y por mar. A través de la famosa campaña “Operación Tormenta del Desierto”, lograron penetrar Irak y obtener la rendición de Huseín en 1991.

Como resultado de la guerra, se estima que murieron más de cien mil personas. La mayoría de los caídos fueron soldados iraquíes, pero se estima que las víctimas fatales civiles en Irak y Kuwait ascienden a quince mil muertos.Ver además: Conflictos en Medio Oriente
Antecedentes de la guerra del Golfo

En 1960, en el marco del proceso de descolonización de Asia, el Reino Unido se retiró de Medio Oriente. Desde entonces, Irak reclama como propio el territorio de Kuwait, emplazado en un espacio de gran importancia económica y política.

Allí se encuentra la tercera reserva más grande del mundo de petróleo y, además, su ubicación dificulta el acceso iraquí al golfo Pérsico (principal vía de comercio del petróleo). Por otro lado, la economía iraquí se encontraba en declive y sus recursos económicos estaban agotados tras la larga guerra entre Irán e Irak (1980-1988).

El 17 de abril de 1990, Saddam Hussein (líder de Irak) acusó al gobierno de Kuwait de sobreproducir petróleo y generar una caída del precio del petróleo que afectaba el comercio de manera internacional. Además, denunció que empresas kuwaitíes estaban explotando yacimientos petrolíferos en la región de Rumaila, en territorio iraquí. En los meses siguientes, se llevaron a cabo diferentes negociaciones para evitar un conflicto armado. Finalmente, las tensiones desembocaron en un ataque iraquí.Ver también: Guerra Irán-Irak (1980-1988)

Desarrollo de la guerra del Golfo

En la Operación Tormenta del Desierto, las fuerzas internacionales bombardearon Irak para forzar su retirada.

El 2 de agosto de 1990, 100.000 soldados iraquíes atravesaron la frontera e invadieron Kuwait. El 8 de agosto, Huseín proclamó la anexión oficial del país. Al día siguiente, George W. Bush (el presidente de Estados Unidos) anunció el envío de tropas norteamericanas a Arabia Saudita, uno de sus principales aliados en Medio Oriente, con el objetivo de asistirla en la defensa de sus fronteras. Al mismo tiempo, se organizó un boicot económico internacional con el apoyo de la ONU contra la economía iraquí.

En los meses siguientes, las fuerzas internacionales en contra de Irak continuaron llegando. En total, se calcula que en el conflicto intervinieron 500.000 soldados de Estados Unidos, 65.000 de Arabia Saudita, 43.000 de Emiratos Árabes Unidos y 35.000 del Reino Unido.

En noviembre de 1991, el Consejo de Seguridad de la ONU emitió un ultimátum y aprobó que los Estados miembro “usaran los medios necesarios” para asegurar la retirada iraquí de Kuwait. Ante la negativa iraquí, el 15 de enero los aliados internacionales comenzaron una campaña de bombardeo intensivo sobre Irak conocida como “Operación Tormenta del Desierto”.

Esto facilitó el ataque posterior por tierra que comenzó el 23 de febrero y, en apenas cuatro días, avanzó sobre el territorio iraquí. Finalmente, Huseín debió rendirse y aceptó el cese al fuego para el 28 de febrero de 1991.
Resultados de la guerra del Golfo



La guerra del Golfo finalizó con la derrota de Irak por parte de las fuerzas aliadas internacionales. Irak debió aceptar sus límites territoriales previos a la guerra y Kuwait recuperó su estatus independiente.

Huseín también tuvo que acceder al desarme de las armas de destrucción masiva y de los misiles de largo alcance que tenía en su posesión. Además, en los años posteriores debió enfrentar diferentes castigos económicos.

Se calcula que como resultado de la guerra, murieron 110.000 soldados iraquíes, 10.000 civiles iraquíes, 5.000 civiles de Kuwait y 300 soldados de las fuerzas extranjeras. Además, durante la retirada de las tropas, Huseín ordenó el incendio de más de 700 pozos de petróleo de Kuwait, lo que generó un desastre ambiental que afectó a toda la región.

Acciones de la ONU sobre la Guerra del Golfo (1990-1991)

ARA SPIRO


Durante la Guerra del Golfo, la intervención de la ONU jugó un papel importante en el devenir de los sucesos. En 1990, la ONU emitió una serie de resoluciones que condenaban la invasión a Kuwait e instaban a las fuerzas militares de Irak a retirarse. Además, mediante la Resolución 661 estableció el bloqueo político y económico internacional contra Irak. Unos meses más tarde, mediante la resolución 670, la ONU autorizó a las tropas internacionales el uso de “todos los medios necesarios” para lograr la rendición de las tropas iraquíes.

Las resoluciones de la ONU sobre el Conflicto del Golfo


Resolución 660 (1990), 2 de agosto de 1990

El Consejo de Seguridad

"Alarmado por la invasión de Kuwait el 2 de agosto de 1990 por las fuerza militares de Irak,

Determinando que, en relación con la invasión de Kuwait por Irak, existe un quebrantamiento de la paz y la seguridad internacionales,

Actuando de conformidad con los Artículos 39 y 40 de la Carta de las Naciones Unidas,

1. Condena la invasión de Kuwait por Irak

2. Exige que Irak retire de inmediato e incondicionalmente todas sus fuerzas a las posiciones en que se encontraban el 1 de agosto de 1990;

3. Exhortar a Irak y Kuwait a que inicien de inmediato negociaciones intensivas para resolver sus diferencias y apoya todos los esfuerzos que se realicen al respecto, y especialmente los de la Liga de los Estados Árabes;

4. Decide volver a reunirse, según sea necesario, a fin de considerar la adopción de otras medidas para asegurar el cumplimiento de la presente resolución."


Resolución 661 (1990), 6 de agosto de 1990

El Consejo de Seguridad

Reafirmando su resolución 660 (1990), de 2 de agosto de 1990,

"Profundamente preocupado porque esa resolución no se ha aplicado y porque de vida y destrucción de bienes,

Decidido a poner fin a la invasión y ocupación de Kuwait por Irak y a restablecer la soberanía, independencia e integridad territorial de Kuwait,

Observando que el Gobierno legítimo de Kuwait ha expresado su disposición a cumplir la resolución 660 (1990),

Consciente de sus responsabilidades en virtud de la Carta de las Naciones Unidas respecto del mantenimiento de la paz y seguridad internacionales,

Afirmando el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en respuesta al ataque armado de Irak contra Kuwait, de conformidad con el artículo 51 de la Carta,

Actuando de conformidad con el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas,

1. Determina que, hasta ahora, Irak no ha cumplido con el párrafo 2 de la resolución 660 (1990) y ha usurpado la autoridad del Gobierno legítimo de Kuwait;

2. Decide, como consecuencia, tomar las siguientes medidas para lograr que Irak cumpla con el párrafo 2 de la resolución 660 (1990) y restablecer la autoridad del Gobierno legítimo de Kuwait:

3. Decide que todos los Estados impedirán:

a) la importación a sus territorios de todos los productos originarios de Irak o Kuwait que sean exportados desde estos después de la fecha de la presente resolución;

b) todas las actividades de sus nacionales o en sus territorios que promuevan o tengan por objeto promover la exportación o el transbordo de cualesquiera productos o bienes de Irak o Kuwait, y cualesquiera transacciones por sus nacionales o por buques de su pabellón o en sus territorios de productos o bienes originarios de Irak o Kuwait y exportados desde éstos a partir de la fecha de la presente resolución, incluidas en particular cualesquiera transferencias de fondos de Irak o Kuwait para atender a esas actividades o transacciones;

c) la venta o suministro por sus nacionales o desde sus territorios o mediante la utilización de buques con sus pabellones de cualesquiera productos o bienes, incluidas las armas y cualquier otro tipo de equipo militar, originarios o no de sus territorios, pero excluidos los suministros destinados estrictamente a fines médicos, y, en circunstancias humanitarias, los alimentos, a cualquier persona o entidad en Irak o Kuwait, o a cualquier persona o entidad en relación con cualesquiera negocios realizados en Irak o Kuwait, o dirigidos desde éstos, y cualesquiera actividades de sus nacionales que tengan por objeto promover tal venta o suministro de esos productos o bienes;

4. Decide que todos los Estados se abstendrán de poner a disposición del Gobierno de Irak, o de cualquier empresa comercial, industrial o de servicios públicos que opere en Irak o Kuwait, cualesquiera fondos o cualesquiera otros recursos financieros o económicos, e impedirán que sus nacionales y cualesquiera personas que se encuentren en sus territorios retiren de éstos o pongan de otra manera a disposición de ese Gobierno o de esas empresas, cualesquiera de esos fondos o recursos y remitan cualesquiera otros fondos a personas o entidades que se encuentren en Irak o Kuwait, con la única excepción de los pagos con fines estrictamente médicos o humanitarios y, en circunstancias humanitarias, los alimentos:

5. Exhorta a todos los Estados, incluidos los Estados que no son miembros de las Naciones Unidas, a que actúen en estricta conformidad con las disposiciones de la presente resolución, independientemente de cualquier contrato suscrito o licencia otorgada antes de la fecha de la presente resolución;

6. Decide establecer, de conformidad con el artículo 28 del reglamento provisional del Consejo de Seguridad, un comité del Consejo de Seguridad integrado por todos los miembros del Consejo para que realice las tareas indicadas a continuación e informe al Consejo sobre su labor y le presente observaciones y recomendaciones:

a) Examinar los informes sobre la aplicación de la presente resolución que ha de presentar al Secretario General:

b) Obtener de todos los Estados más información sobre las medidas que adopten en relación con la aplicación efectiva de las disposiciones de la presente resolución;

7. Exhorta a todos los Estados a que presten toda su colaboración al comité en la realización de sus tareas, incluido el suministro de la información que pueda solicitar en cumplimiento de la presente resolución;

8. Pide al Secretario General que preste toda la asistencia necesaria al comité y que tome las disposiciones necesarias en la Secretaría con ese objeto;

9. Decide que, no obstante lo dispuesto en los párrafos 4 a 8 supra, ninguna de las disposiciones de la presente resolución prohibirá que se preste asistencia al Gobierno legítimo de Kuwait, y exhorta a todos los Estados a que:

a) Tomen medidas adecuadas para proteger los bienes del Gobierno legítimo de Kuwait y de sus organismos:

b) Se abstengan de reconocer cualquier régimen establecido por la potencia ocupante;

10. Pide al Secretario General que informe al Consejo sobre la aplicación de la presente resolución y que presente el primer informe al respecto dentro de 30 días;

11. Decide mantener este tema en su orden del día y continuar sus esfuerzos para poner fin cuanto antes a la invasión de Kuwait por Irak."

ARA BROWN



Resolución 665 (1990), 25 de agosto de 1990

El Consejo de Seguridad

"Recordando sus resoluciones 660 (1990), 661 (1990), 662 (1990) y 664 (1990) y exigiendo su aplicación cabal e inmediata,

Habiendo decidido en la resolución 661 (1990) imponer sanciones económicas en virtud del Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas,

Decidido a poner fin a la ocupación de Kuwait por Irak, que compromete la existencia de un Estado Miembro, y a restablecer la autoridad legítima, la soberanía, la independencia y la integridad territorial de Kuwait, lo que exige la pronta aplicación de las resoluciones mencionadas,

Lamentando la pérdida de vidas inocentes causada por la invasión de Kuwait por Irak y decidido a evitar mas pérdidas,

Gravemente alarmado por el hecho de que Irak sigue negándose a cumplir con las resoluciones 660 (1990), 661 (1990) y 664 (1990), y en particular con la conducta del Gobierno de Irak al utilizar buques de bandera iraquí para exportar petróleo,

1. Insta a los Estados Miembros que cooperan con el Gobierno de Kuwait que están desplegando fuerzas marítimas en la región a que utilicen las medidas proporcionales a las circunstancias concretas que sean necesarias bajo la autoridad del Consejo de Seguridad para detener a todo el transporte marítimo que entre y salga a fin de inspeccionar y verificar sus cargamentos y destinos y asegurar la aplicación estricta de las disposiciones relativas al transporte marítimo establecidas en la resolución 661 (1990);

2. Invita a los Estados Miembros a que cooperen, según sea necesario, para asegurar el cumplimiento de las disposiciones de la resolución 661 (1990), recurriendo al máximo a medidas políticas y diplomáticas, con arreglo al párrafo 1 supra:

3. Pide a todos los Estados que presten con arreglo a la Carta la asistencia que requieran los Estados mencionados en el párrafo 1 de esta resolución;

4. Pide además a los Estados interesados que coordinen su acción en cumplimiento de los párrafos de esta resolución que anteceden utilizando según corresponda el mecanismo del Comité de Estado Mayor y luego de consultar con el Secretario General presenten informes al Consejo de Seguridad y a su Comité establecido en virtud de la re solución 661 (1990) para facilitar la vigilancia de la aplicación de esta resolución;

5. Decide continuar ocupándose activamente de esta cuestión."


Resolución 670 (1990) 29 de noviembre de 1990

El Consejo de Seguridad

"Recordando y reafirmando sus resoluciones 660 (1990), 661 (1990), 662 (1990), 664 (1990), 665 (1990), 666 (1990), 667 (1990), 669 (1990),

Observando que a pesar de todos los esfuerzos desplegados por las Naciones Unidas Irak rechaza satisfacer su obligación de aplicar la resolución 660 (1990) y las resoluciones posteriores, desafiando abiertamente al Consejo,

Teniendo presentes los deberes y las responsabilidades que la Carta de las Naciones Unidas le asigna en relación al mantenimiento y la preservación de la paz y de la seguridad internacional.

Decidido a hacer respetar plenamente sus decisiones, Actuando en aplicación del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas,

1. El Consejo exige que Irak se ajuste plenamente a la resolución 660 (1990) y a todas las resoluciones pertinentes posteriores y, sin retractarse de ninguna de sus decisiones decide acordarle un período de gracia para darle una última oportunidad de hacerlo;

2. Autoriza a todos los Estados miembros que cooperan con el Gobierno de Kuwait, si el 15 de enero de 1991 Irak no ha cumplido plenamente todas las resoluciones mencionadas conforme al párrafo 1 anterior, a utilizar todos los medios necesarios para hacer respetar y aplicar la resolución 660 (1990) del Consejo de Seguridad y todas las resoluciones pertinentes posteriores, así como para establecer la paz y la seguridad internacionales en la región;

3. Pide a todos los Estados que aporten el apoyo necesario a las medidas previstas en el párrafo 2 de la presente resolución;

4. Pide a los Estados interesados que le mantengan regularmente informado de las disposiciones que tomen en aplicación de los párrafos 2 y 3 de la presente resolución;

5 Decide seguir ocupándose de la cuestión."


Resolución 686 (1991), 2 de marzo de 1991

El Consejo de Seguridad

Recordando y reafirmando sus resoluciones 660 (1990) (...) y 678 (1990)

"Recordando las obligaciones que incumben a los Estados Miembros de conformidad con el Artículo 25 de la Carta,

d) Proporcione información y asistencia de toda índole para identificar las minas, las trampas explosivas y otros explosivos iraquíes, así como las armas y materiales químicos y biológicos que se encuentren en Kuwait, en las zona del Irak en que se encuentren presentes temporalmente fuerzas de los Estados Miembros que cooperan con Kuwait de conformidad con la resolución 678 (1990) y en las aguas adyacentes.

4. Reconoce que, durante el período necesario para que el Irak cumpla lo dispuesto en los párrafos 2 y 3 que anteceden, las disposiciones del párrafo 2 de la resolución 678 (1990) conserva su validez.

5. Acoge con beneplácito la decisión de Kuwait y de los Estados Miembros que cooperan con Kuwait de conformidad con la resolución 678 (1990) de permitir el acceso a los prisioneros de guerra iraquíes y comenzar de inmediato a ponerlos en libertad de conformidad con los términos del Tercer Convenio de Ginebra de 1949 y con los auspicios del Comité Internacional de la Cruz Roja.

6. Pide a todos los Estados Miembros, así como a las Naciones Unidas, los organismos especializados y demás organizaciones internacionales del sistema de las Naciones Unidas, que tomen las medidas necesarias para cooperar con el Gobierno y el pueblo de Kuwait en la reconstrucción del país.

7. Decide que el Irak notifique al secretario General y al Consejo de Seguridad una vez que haya adoptado las medidas establecidas anteriormente.

8. Decide que, a fin de asegurar el rápido establecimiento de un cese definitivo de las hostilidades, seguirá ocupándose activamente de la cuestión."

12/3/24

EXISTEN LEY QUE AVALAN PARA CONDECORACIONES..







Ley 21.577

FACULTAD DEL MINISTERIO DE DEFENSA Y LAS FUERZAS ARMADAS PARA OTORGAR CONDECORACIONES.

BUENOS AIRES, 6 de mayo de 1977



En uso de las atribuciones conferidas por el Artículo 5 del
Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional,
EL PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA
SANCIONA Y PROMULGA CON FUERZA DE LEY:

ARTICULO 1.- Establécese que el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas podrán otorgar distinciones para premiar hechos heroicos y acciones de mérito extraordinario, individuales o de conjunto.

ARTICULO 2.- El Ministerio de Defensa y los Comandos en Jefe de cada una de las Fuerzas Armadas dictarán las consecuentes reglamentaciones a efectos de aplicar las disposiciones del artículo anterior, adaptándolas como resulte más conveniente a su modalidad y naturaleza específica, debiendo ser comunes las características de las distinciones y sus causales de otorgamiento.

ARTICULO 3.- El Comando en Jefe del Ejército, Comando en Jefe de la Armada y Comando en Jefe de la Fuerza Aérea extenderán las disposiciones de las reglamentaciones a que se refiere el artículo anterior al personal de la Dirección Nacional de Gendarmería, Prefectura Naval Argentina y Policía Aeronáutica respectivamente.

ARTICULO 4.- Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese.

VIDELA - Klix -

2/3/24

LA HISTORIA DEL EMBAJADOR DE KUWAIT EN ARGENTINA

 

ABDULLAH ALI ALYAHYA

“Estuve 45 días bajo fuego”: la historia del embajador de Kuwait en Argentina que luchó contra las tropas de Sadam Husein

Abdullah Ali Alyahya formó parte de la coalición que liberó el país en 1991 en la recordada e histórica “Tormenta del Desierto”. Fue uno de los más de 1.500 traductores que trabajaron con Estados Unidos y otras potencias.

Las guerras son dañinas, evitables y generan marcas que jamás se borrarán entre quienes las viven. Llegan de un momento al otro y, cuando ocurren, todo cambia. Eso es lo que le sucedió a aquel joven de 24 años que salía de la casa en la que vivía con su madre en el centro de la capital de Kuwait cuando de repente se encontró con helicópteros militares iraquíes que le sobrevolaban la cabeza. Era el 2 de agosto de 1990, el día en que Sadam Huseim invadió Kuwait y dio comienzo a lo que luego se llamaría la Guerra del Golfo.

Aquel joven es hoy el actual embajador de Kuwait en la Argentina. “Nunca tuve miedo y estoy orgulloso de haber participado en este proceso para liberar a mi país, aunque espero que estas guerras no se repitan nunca más”, relató Abdullah Ali Alyahya durante una entrevista con TN.com.ar. Como traductor de las tropas norteamericanas, con tan sólo 24 años Alyhya formó parte de la histórica coalición que expulsó a Irak de Kuwait y le puso un freno a las ambiciones militares de Sadam Husein en lo que se conoció como la “Tormenta del Desierto”.

Fueron años muy convulsionados en Oriente Medio. Irak venía de ser derrotado en una guerra de ocho años con su vecino Irán y Husein tenía, por un lado, un ejército de casi un millón de hombre listos para entrar en acción y, por el otro, una reputación que recuperar. Su decisión -errónea- fue invadir Kuwait, otro país limítrofe. “En la televisión veíamos que había enfrentamientos en la frontera, pero jamás nos imaginamos que iban a tomar el país como lo hicieron”, cuenta con tristeza el diplomático kuwaití.

Fue una etapa muy difícil que ningún ser humano querría vivir”, admite el actual embajador de Kuwait en la Argentina, para luego agregar: “Estoy intentando olvidarme de todo esto, no quiero transmitir este mensaje a las generaciones actuales porque digo que todo pasó por una persona que era un dictador que gobernó Irak por mucho tiempo y mi deseo es que nunca se repita una experiencia así”. Casi un millón de soldados integraron aquella coalición formada por 34 países y encabezada por los Estados Unidos. Abdullah Ali Alyahya era uno de ellos.

- ¿Cómo llegó a unirse a las tropas norteamericanas como traductor?

- Cuatro meses después de la invasión nos vimos obligados a dejar Kuwait junto a mi familia. Fuimos a los Estados Unidos porque por aquel entonces mi hermano mayor trabajaba en la embajada en Washington. A la semana de haber llegado el gobierno de Bush anunció que los estudiantes kuwaitíes podían unirse a las tropas como traductores. Con el apoyo de mi madre que me dijo que no me podía quedar de brazos cruzados, no dudé un instante y tomé la decisión de participar.

- ¿Cómo fue la preparación para el conflicto?

- La operación empezó en suelo norteamericano. Primero nos mandaron a una base militar de Nueva Jersey donde tuvimos un curso intensivo para disparar y capacitarnos para la guerra nocturna, química y todo tipo de conocimiento bélico. Luego viajamos a Arabia Saudita, un día antes del inicio de los bombardeos. Estuvimos 45 días bajo fuego. Era triste ver todas las víctimas fatales de Irak, pero también era alegre sentir que el país se estaba liberando.

- ¿Cuál era el trabajo que hacía como traductor?

- Escuchábamos llamadas entre las tropas iraquíes y también traducíamos en el campamento de prisioneros de Irak, aquellos soldados que se entregaban por miedo o porque no querían la guerra. Había muchos iraquíes que estaban en contra de esta guerra y esperaban el momento de la liberación para estar a salvo de las ejecuciones que realizaban contra quienes estaban en contra del conflicto en Irak.

Abdullah Ali Alyahya formó parte de un equipo de casi 1.500 traductores que trabajaron día y noche en las tiendas de campaña ubicadas en Arabia Saudita, base de operaciones de la coalición de potencias occidentales. En aquellos años Estados Unidos empezaba a tener muchos soldados ocios dada la decadencia de la Unión Soviética. Al punto tal que, como relata el embajador de Kuwait, “muchos uniformados habían viajado directamente desde Alemania”.

- ¿Qué recuerdo tiene de las horas previas al inicio de la llamada “Tormenta del Desierto”?

- Las horas previas fueron muy cortas. Como soldados no sabíamos cuándo iba a comenzar la operación terrestre. Ya había ataques aéreos que habían sido autorizados por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero el terrestre era el más importante para lograr la liberación de Kuwait. Recuerdo que era un día muy lluvioso cuando el general vino a la tienda y dijo: ‘¿Están listos para liberar a su país?’.

Sólo cuatro días les llevó sacar a Sadam Husein de Kuwait y tomar parte de Irak. La operación terrestre comenzó el 24 de febrero de 1991 y terminó el 28 de ese mismo mes. Alyahya cuenta que se movilizaron en 4 convoys distintos: uno directamente hacia Kuwait, otros dos a la zona fronteriza con Irak y un cuarto a Bagdad, la capital iraquí. “Desde adentro no me daba cuenta de la magnitud, pero según lo que supe fueron más de 24 kilómetros de vehículos de guerra”, relató con emoción el embajador durante la entrevista.

“Irak sufrió mucho por las políticas de una sola persona que masacró a su propio pueblo incluso antes de masacrar al pueblo de Kuwait”, reitera con énfasis Abdullah Ali Alyahya al hacer referencia a Sadam Husein, el histórico presidente iraquí que estuvo al frente del país hasta la invasión norteamericana en 2003 luego de los atentados a las Torres Gemelas.

Por su propio espíritu pero, en gran medida, por la experiencia vivida, el actual embajador de Kuwait en Argentina repite sin cansancio la importancia que tiene el diálogo y los vínculos políticos estables. “Hoy con Irak somos amigos”, se alegra. Lo mismo le sucede al hablar de la Argentina, con quien Kuwait “siempre tuvo relaciones fuertes, con todos los gobiernos, y cualquier cambio que se genera es positivo”, resumió hacia el final de una charla de casi una hora en uno de los principales salones de la embajada.

ALGUIEN TE CONTO ESTA CRONOLOGIA


MENEN ../..BUSCH


BUSCH EN LA ARGENTINA

MENEM Y CAVALLO VAN A LA GUERRA


COMO FUIMOS MANDADOS AL GOLFO PERSICO Y SABÍAN QUE IBA HABER GUERRA, LO MAS DESTACABLE QUE NI EL MINISTERIO DE DEFENSA Y EL ESTADO MAYOR DE LA ARMADA NOS NEGARON LA VETERANIA DE ACCIÓN DE GUERRA !


SOS VETERANO¡ ....NO ME OLVIDO DE LAS ÚNICAS PALABRAS CUANDO NOS DIERON EL DIPLOMA Y UNA MEDALLA, DE LA BOCA DEL ALTE. MOLINA PICO (RE) CUANDO ERA (COFM), BIENVENIDOS DE LA ODISEA !!!!! [1]

(1 ).Viaje de larga duración, lleno de aventuras adversas y favorables.)


3-9-90 : En viaje por Israel el Ministro de Relaciones Exteriores Domingo Cavallo, aseguró que Argentina no sería neutral en el conflicto Irak-Kuwait.


ACÁ JUGAS A DOS PUNTAS. ES MAS EL ARA SAN BLAS LLEVABA HIERRO, TRIGO, AGUA A IRÁN.. Y DESPUÉS SECUESTRADO 30 DÍAS POR IRÁN...

ll-9-90: El Subsecretario de Agricultura afirmó que Argentina no venderá trigo a Irak, ya que el gobierno adhiere al bloqueo comercial dispuesto por Naciones Unidas.
l5-9-90: Argentina alistó dos naves: Destructor Almirante Brown y Fragata Spiro.


l8-8-90: Menem recibió el pedido del gobierno de Kuwait en el exilio, de ayuda militar.
l9-9-90: El ministro Cavallo anuncia por televisión la participación de fuerzas argentinas en el bloqueo militar contra Irak para restablecer la paz y no para emprender
acciones bélicas. (SIC)

21-9-90: Oposición legislativa al envió de tropas al Golfo. En carta enviada por el presidente Bush se felicita al Gobierno argentino por el envió de tropas.
27-9-90: Se reunió el GRUPO RIO en Nueva York, para analizar la crisis del Golfo. Se consideraría el ingreso de Ecuador y Chile.


28-9-90: Margaret Thatcher envióo una carta al Presidente Menem expresando el beneplácito por la decisión argentina de enviar tropas al Golfo. En igual sentido se expresó el Secretario de Estado del Vaticano.


11-10-90: El Canciller Cavallo dijó que las tropas argentinas lucharían en el Golfo si la UN lo cree necesario


Se celebra el día de la ONU.
Gorbachov recibe a Menem.
26-10-90: El Presidente Menem visita los buques argentinos, en Siracusa, base naval de la OTAN.-



10-11-90: El Destructor Almirante Brown entrará mañana en operaciones en el Golfo de Omán, dijó el Ministro de Defensa. Se prepara plan de evacuación para las familias argentinas, en caso de declararse la guerra.



5-12-90 : Llega Bush a la Argentina.


ENERO 1991


17-01-9l: Comienza la guerra en el Golfo Pérsico. Se inicia con el bombardeo de Estados Unidos a Bagdad, después de las l8 hs. de vencido el ultimátum dado por UN para que Irak se retire de Kuwait.


18-01-9l: El Presidente Menem dijó que "el país no es neutral".
Se debate en el Senado de la Nación el Proyecto de Ley que autoriza a las tropas argentinas en el Golfo a prestar apoyo logístico a la fuerza multinacional en guerra con Irak.


24-01-9l: La H.C. Diputados de la Nación sanciona por ll7 votos a favor contra 99 el Proyecto de Ley que autoriza al Poder Ejecutivo para que las naves argentinas den apoyo logístico a las fuerzas multinacionales.
FEBRERO 1991


20-02-9l: Partió hacia el Golfo Pérsico para relevar a los dos buques argentinos que integran la Fuerza Multinacional la Corbeta Rosales.


MARZO 1991
1-03-9l: El Gobierno argentino expresó su "especial beneplácito por el cese de las operaciones en el Golfo Pérsico".


9-3-91 : Argentina inauguró la embajada de nuestro país en Kuwait en forma simbólica, como muestra de solidaridad.

ACÁ TAMBIÉN SE DEBE HABLAR Y NO TANTA FIESTAS, HAY QUE METER PAPELES CONSULTAS A ESTOS, QUE BIEN LOS IDIOTAS SE HACEN, PERO SI NO TENEMOS ARGUMENTOS NO VAMOS A NINGÚN LADO.

10-03-91: Una dura crítica hizo el diario oficial cubano Gramma al gobierno de Carlos Menem, por el voto de la Argentina en favor de los EE.UU en la Comisión de Derechos Humanos de la UN, en Ginebra.-

27/2/24

OTRA EMPUJADA YA QUE CAMBIO EL JEMGA.


Alte. ALLIEVI  Y EL SUBOFICIAL MEZA








 

El martes 20 de febrero, un grupo de cuatro EXCOMBATIENTES de la LIBERACIÓN de KUWAIT, fuimos recibidos por el señor ALMIRANTE ALLIEVI, para tratar el tema de la CONSIDERACIÓN por la ARMADA, respecto a si nos pueden o no, encuadrar en el ANEXO 10, "OPERACIONES DE COMBATE" de la Resolución 155/96.

De la misma por los EXCOMBATIENTES estuvimos presentes, el señor ALMIRANTE ESTÉVEZ, LOS SUBOFICIALES MAYORES CEJAS, ARTEAGA Y BAZAN, por la ARMADA estuvieron el JEMGA, el DGPN y el ASESOR JURÍDICO de la ARMADA.
Los llevo el JEMGA para escuchar nuestro problema y los designó para que Ellos sean los que realicen el ESTUDIO EXAUTIVO del caso presentado, y aconsejen las medidas que se deberían tomar al respecto.

El JEMGA no tendrá injerencia directa en la tarea encomendada a los OFICIALES participantes de la reunión, si acatará lo que ellos resuelvan, sea a favor o sea en contra de lo que nosotros queremos y Firmará la correspondiente RESOLUCIÓN, la cual le pondrá punto final a cualquier participación de la ARMADA, en el tema RECONOCIMIETO por las OPERACIONES en el GOLFO PÉRSICO.

Me autorizó a poner en conocimiento de todos los EXCOMBATIENTES está situación en General.

El martes se celebro Dia de la Liberacion de Kuwait 33º y Dia de la Independecia 63º, en el hotel Sheraton en Bs. As.

OPERACIONES DE COMBATE

Medalla y cinta, correspondiente a la distinción otorgada por la Armada Argentina a las Fuerzas, Unidades y sus Dotaciones, por participar por el tiempo de una campaña como protagonista en acciones de combate, en acontecimientos que revistan carácter de guerra, o crisis Internacional. 

La medalla y la cinta, se entregará en una sola oportunidad, agregándosele en las sucesivas campañas de guerra, las correspondientes barras con los nombres de la campaña realizada a la medalla y a la cinta una estrella.

12/2/24

EL POR QUE DE LA PARTICIPACION DE LA ARGENTINA EN EL GOLFO PERSICO (DECISION DE EX PTE. MENEM)

 

(Foto Archivo) Pozos prendidos fuegos, por Irak, antes de entregarse-)

La participación argentina en la Guerra del Golfo.
La politica adoptada por el ex Pte. Menem, sin la autorizacion del Congreso de la Nacion, los dejo fuera de combate a los integrantes de las FF.AA el enemigo estuvo adentro de la politica. Usaron el instrumento belico como politica internacional y fuimos guardados en el fondo de algun cajon.

Este extracto es para los de menos de 33 años que estan en el gobierno y no tienen idea de que se habla o por que esta archivado, señores les queda dos opciones: O pagar por una guerra, o la otra si la toman como mision de paz que debiten como les pagan a los de misiones de paz en varios paises.

Introducción :
A lo largo de este breve ensayo analizaremos una serie de variables internas y externas que creemos, dieron por resultado la implementación por parte de Argentina, de una política exterior inédita para este país: “El abandono de la histórica neutralidad en conflictos bélicos que no le incumben directamente”(Simonoff, 2004; p:2).
La reconversión de la política exterior argentina, de acuerdo con Ferreri (2002), surge de la decisión del presidente Menem, y un grupo cercano de asesores, de reinsertar al país en una posición destacada en el sistema internacional. De acuerdo con el autor, la reconversión política respondió a factores tanto internos como externos, y es en base a esta división que buscaremos comprender la decisión de participar en el conflicto del Golfo Pérsico.
Con el fin de brindar un entendimiento integral del tema, utilizaremos distintos niveles de análisis por medio de los cuales, creemos, será suficiente para comprender la política implementada:
-En primer lugar brindaremos una descripción de la situación política y económica que atravesaba el país durante los primeros años del mandato del presidente Menem y los desafíos a los que este debía enfrentarse en lo inmediato.
-En segundo lugar, brindaremos un análisis en el que evaluaremos de qué manera los cambios en la política internacional motivaron a la toma de acciones por parte de los países con el fin de posicionarse dentro de este nuevo orden mundial.
-En tercer lugar, trataremos la cuestión de las fuerzas armadas nacionales. Creemos que la, para entonces no resuelta cuestión militar, influenció el camino de inserción internacional tomado por el gobierno del presidente Menem, por lo que brindaremos una descripción general de la situación e intentaremos comprender de qué manera esta influyo en la política exterior argentina.
-Por último analizaremos el papel que jugó la política en la toma de decisiones. Por un lado, a través del estudio racional llevado adelante por el gobierno para justificar la intervención militar, y por el otro, el peso que tuvieron las oposiciones hacia la política exterior del gobierno de Menem, y de qué manera estas oposiciones fueron sorteadas por el ejecutivo. Situación política y económica interna El presidente Menem asume el gobierno en medio de una profunda crisis económica y social.
La crisis de la deuda externa surgida a partir de la denominada “segunda crisis del petróleo” 1 , y de las políticas económicas tomadas por los gobiernos anteriores, dio por 1 La denominada “segunda crisis del petróleo” tiene lugar en 1979 a partir de las consecuencias de la revolución iraní y la guerra entre Irak e Irán, que dio por resultado una fuerte suba en los precios del petróleo. El alza de precios del sector petrolero se tradujo en un déficit comercial en países importadores mientras que en los países exportadores se evidenció un fuerte superávit. Ante esta situación, los países no alineados.
resultado periodos hiperinflacionarios, devaluaciones recurrentes y déficit fiscal que en términos sociales, produjeron una sensación de agobio en el pueblo argentino, quien demandaba hacia la nueva administración la restauración del orden público, estabilidad y crecimiento económico (Aranda, 2004).
La administración Menem, de acuerdo con Colombo (2005) y Aranda (2004) definió el interés nacional en función de la necesidad de alcanzar el desarrollo económico. Y para alcanzar ese desarrollo, sostienen los autores, el gobierno consideró esencial una reinserción exitosa en la economía global, por un lado a través del fomento del comercio internacional y las inversiones extranjeras, pero por el otro, a través del alineamiento estratégico hacia los Estados Unidos. Es así como el gobierno del presidente Menem basaría, en adelante, su política exterior según propuesto por la teoría del Realismo Periférico (Hens & Sanahuja, 1995), aceptando y subordinándose ante el liderazgo estadounidense, y alineando sus políticas en función de las necesidades del gran hegemón.
Redefinición de la política exterior argentina: En busca de un lugar en el nuevo orden mundial Con la finalización de la Guerra Fría, se dio comienzo a una era unipolar en la que los Estados Unidos surgieron como el vencedor sin atenuantes por sobre su adversario, la Unión Soviética (Aranda, 2004). La relajación en las tensiones internacionales permitieron a los Estados Unidos impulsar con mayor ímpetu las políticas económicas del consenso de Washington2 por un lado, y promover una serie de políticas para abordar la cuestión de la deuda en los países latinoamericanos con el fin de revertir los efectos de la denominada “década perdida3 ” por el otro (Colombo, 2005).
Estos cambios en la configuración de poder global tuvieron el nombre de “nuevo orden mundial4 ”, y de acuerdo con Míguez (2010), dieron lugar a una integración entre los países desdibujando las barreras políticas y planteando la necesidad de sostener “valores internacionales” y “legalidad internacional” en pos del mantenimiento de ese nuevo ordenamiento. Desde esta concepción, el accionar de Saddam Hussein en Kuwait fue interpretado como un ataque a este orden mundial, y a la comunidad internacional en su conjunto. Y es en base a este diagnóstico, afirma Míguez (2010), que el núcleo cercano al presidente Menem encontró la justificación para dar impulso al alineamiento hacia los Estados Unidos por medio de la vía militar. El nuevo orden mundial imponía a los países del anteriormente denominado tercer mundo dos opciones: El neutralismo como política exterior, o la adhesión irrestricta al esquema planteado por Washington (Ferreri, 2002).

Los beneficios de la segunda opción, y permítasenos citar in extenso a Ferri (2002; p: 2-3) consistían en: “[…] entrenamiento gratis y del mejor nivel para la Armada Argentina, buenos sueldos para los hombres que participaron de la operación, importantes negocios en la reconstrucción de Kuwait, y un incipiente nuevo rol para unas fuerzas armadas argentinas que están gravemente necesitadas de una razón de ser y de una misión significativa, ahora que las principales hipótesis de conflicto con los países limítrofes quedaron descartadas (Escudé, 1989; p: 39)”. De acuerdo con Simonoff (2004), y agregando a lo planteado por Escudé (1989), el acercamiento hacia los Estados Unidos por medio de la vía militar, buscaba obtener, además de las ganancias de tipo económico producto de la reconstrucción de Kuwait, ganancias en términos políticos, al romper con la histórica posición antiestadounidense llevada adelante por parte de la Argentina. Simonoff (2004) agrega además que el alineamiento argentino hacia los Estados Unidos se vio materializado por un aumento en el envío de tropas al extranjero bajos dos formas: Coaliciones multinacionales (Guerra del Golfo, Haití) o aquellas mandadas por las Naciones Unidas (misiones humanitarias y de paz). La intervención argentina en el Golfo, de acuerdo con el autor, constituye un claro ejemplo del cambio de rumbo en la política exterior argentina que, como se dijo, rompió con la histórica neutralidad. Creemos que lo especialmente destacable de esta política es el carácter sin precedentes de la misma, ya que abrió, en palabras de Vignolles (2003) “[…] la oportunidad para la República Argentina en su proceso de reinserción en la escena internacional, cambiando el perfil aislacionista, errático y no alineado que la caracterizaba (p: 150)”. Creemos pertinente mencionar que en el ámbito regional no fue bien recibida por parte del resto de los países del Cono Sur, con excepción de Uruguay. Tanto Brasil como Chile, plantearon cuestionamientos reiterados por la no consulta previa a la toma de la decisión de participar en el conflicto (Vignolles, 2003).

La cuestión militar Las dificultades para encontrar una respuesta a la denominada “cuestión militar” 5 durante el gobierno del presidente Raúl Alfonsín, fue uno de los desencadenantes de la caída de su gobierno6 (Fair, 2011). El gobierno del presidente Menem, sostiene el autor, debía encarar la compleja tarea de solucionar este asunto sin repetir los errores cometidos durante el gobierno anterior, con el fin de darle un cierre definitivo.

El abordaje llevado adelante por el presidente Menem hacia la cuestión militar, incluyó la eliminación de los mandos de los militares afines a los sublevados denominados “carapintadas”, y sublevó al generalato ante el poder político por medio del gesto que representaron los indultos7 brindados por el gobierno a la plana mayor de las fuerzas armadas. De esta manera, quedaron sentadas las bases para llevar adelante un plan de ajuste por parte del gobierno, por medio del cual se redujo notablemente el presupuesto en defensa y se privatizó casi la totalidad del “imperio industrial militar”, debilitando la posición de poder que los militares históricamente habían ostentado como actores de la política interna (Fair, 2011).

A las medidas políticas y económicas llevadas adelante por el presidente Menem, creemos pertinente destacar, se suman cuestiones no menores que contribuyeron a debilitar el poderío militar. Por un lado, el debilitamiento de la imagen de las fuerzas armadas frente a una gran parte de la sociedad producto de crímenes cometidos durante el denominado “Proceso de Reorganización Nacional”.
Por otro lado, como afirma Fair (2011), debido al golpe sufrido por la moral militar luego de la derrota de Malvinas, y el “clima de época” en favor de la democracia liberal. Estas cuestiones, creemos, son las que permitieron la implementación exitosa de las políticas que diezmaron el poder militar dentro de la sociedad política. Aunque el nuevo panorama mostraba a las Fuerzas Armadas subordinadas ante el poder político y sin intenciones aparentes de sublevación entre sus mandos, surgía una pregunta que debía ser respondida si se pretendía sostener esta delicada situación:
¿Qué rol cumplirían las Fuerzas Armadas en adelante? Creemos que la respuesta a esta pregunta constituye uno de los factores fundamentales para explicar, tanto el aumento en la participación argentina en misiones de paz, como la participación de las fuerzas armadas en la Guerra del Golfo. Con la distención final de la Guerra Fría, y el establecimiento del ya mencionado “nuevo orden mundial”, se eliminan (al menos en parte) dos de los principales “enemigos a combatir” por las Fuerzas Armadas.
Por un lado, producto de la catastrófica caída de la Unión Soviética desaparece por completo la posibilidad de cualquier intento de asonada socialista o comunista en la región. Por el otro, se ve reducida casi a su mínima expresión cualquier hipótesis de un conflicto armado directo con países vecinos producto de la nueva etapa de cooperación e integración global bajo el liderazgo de los Estados Unidos. Ante la descripta nueva situación internacional, y teniendo en cuenta las vulnerabilidades mostradas por el sistema democrático argentino, la administración del presidente Menem, sostiene Vignolles (2003), se encontró frente a la compleja tarea de reintegrar a las Fuerzas Armadas dentro del contexto democrático con el fin de, por un lado mantener la continuidad de la delicada democracia de la época, y por el otro, devolverles el prestigio y el valor perdidos dentro de la sociedad y sobre todo, mantener los niveles de profesionalización a pesar de los recortes en materia de defensa.
Con la reinserción de las fuerzas armadas dentro del contexto democrático, y ya sin su rol tradicional (autoimpuesto) como garantes del orden frente a amenazas a la seguridad nacional, las fuerzas armadas mudan el foco de su accionar hacia funciones humanitarias, y a la participación en ejercicios militares conjuntos con estados “amigos”, además del envío de tropas a misiones de paz. De esta forma las Fuerzas Armadas, pasarían de ser los garantes de la paz interna, a contribuir (junto con otras fuerzas) como garantes de la paz mundial. En palabras del presidente Menem, “la participación del país en misiones humanitarias contribuía a lograr la armonía internacional” (Fair, 2011).
La reconversión del rol de las Fuerzas Armadas, originalmente como “garantes de la seguridad interna”, luego, una herramienta de política exterior en el marco del alineamiento con los Estados Unidos constituyó, creemos, una solución exitosa frente a la resolución de la cuestión militar y el sostenimiento de la delicada democracia argentina, aunque no podemos evitar remarcar, desde nuestro punto de vista, lo reprochable de las herramientas utilizadas para alcanzar este objetivo. Con esto nos referimos a los indultos y amnistías hacia los líderes militares por los crímenes cometidos durante el Proceso de Reorganización Nacional.
Creemos que la cuestión militar constituyó un claro ejemplo en el que la política interna influyó en la toma de decisiones de política exterior. Por último creemos pertinente destacar que, como afirma Míguez (2010), no existía un pedido expreso por parte de los Estados Unidos por la participación argentina en el conflicto. Consideramos que la ausencia de una convocatoria por parte de los Estados Unidos hacia las fuerzas argentinas, y la iniciativa por parte del presidente Menem de ofrecer cooperación militar de todas maneras, evidencian el sentido de oportunidad del entonces presidente, quién logró, por medio de una situación del plano internacional lejana a los intereses argentinos, llevar adelante una política con consecuencias positivas para el país tanto en el plano interior, como en menor medida, en el exterior.
Oposiciones y críticas La política de envío de tropas impulsada desde la administración Menem no se encontró exenta de críticas por parte de diferentes sectores de la sociedad civil. Según Míguez (2010) el proceso de toma de decisiones contó aún con reticencias desde el núcleo cercano al presidente Menem. Al abrirse el debate dentro del gabinete presidencial, las posiciones más moderadas sostenían que todo envío de tropas debía hacerse dentro de misiones coordinadas por las Naciones Unidas.
Por otra parte, la visión más extrema, y que finalmente se impondría, sostenía que un alineamiento total (materializado por el envío de tropas al Golfo Pérsico) constituiría una clara señal hacia los Estados Unidos de que no se cometerían los mismos errores en la política exterior argentina que tuvieron lugar durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez comunicado el envío de la corbeta Spito, y el destructor Almirante Brown, voces opositoras provenientes de la Unión Cívica Radical e incluso desde sectores del justicialismo se hicieron notar (Míguez, 2010).
Permítasenos citar in extenso al artículo publicado por el diario El País el dia 21 de septiembre de 1990:
“La decisión del Gobierno argentino de intervenir con sus Fuerzas Armadas -dos fragatas, un avión Hércules y 450 soldados profesionales- en el conflicto del golfo Pérsico ha sido criticada de forma unánime por la oposición. Las críticas señalan que el presidente Menem, cabeza del poder ejecutivo, busca eludir el control del Congreso y se impone sobre el poder judicial, como en el caso de los indultos a los militares procesados por la guerra sucia contra la guerrilla. Ninguna de las fuerzas políticas es capaz de dilucidar con claridad las razones últimas de esta decisión en la que el Gobierno arriesga hasta los compromisos regionales con Brasil, Chile y el resto de los países latinoamericanos.
Al parecer, la decisión presidencia¡ fue adoptada, como otras, por influencia directa del reducido círculo del poder económico que impulsa el plan de privatizaciones- de empresas del Estado llevado adelante por Menem, y también por el vínculo estrecho del Gobierno argentino con el de Estados Unidos. Sectores de la oposición califican al embajador estadounidense en Buenos Aires, Terence Todman, como asesor oficioso del Gobierno de Menem” (El País, 1990).
En línea con lo expuesto por el diario El País, el senador Solari Yrigoyen, perteneciente al bloque de la Unión Cívica Radical condenó el envío de tropas, y posteriormente la falta de consulta al Poder Legislativo. Por otra parte, el bloque justicialista en el senado emitiría un comunicado en el que lamentaba la decisión tomada por el ejecutivo sin el previo respaldo del Congreso Nacional (Miguez, 2010). La decisión del poder ejecutivo, afirma Miguez (2010) contaría solo con el apoyo de cinco legisladores justicialistas en un primer momento, modificándose la decisión del resto del bloque luego de la persuasión del entonces canciller Cavallo.
Lo que evidencia un claro carácter personalista en la toma de decisiones por parte del presidente. Sobre todo, si tenemos en cuenta que, como sostiene Ferreri (2002), el mismísimo Cavallo se oponía a una intervención sin previo consentimiento del Congreso en un primer momento, por lo que es pertinente presumir que la decisión fue tomada directamente por el poder ejecutivo sin mayor búsqueda de consenso. Por parte del bloque radical, Miguez (2010) afirma que fueron significativas las manifestaciones de repudio por parte de los senadores Grass e Yrigoyen. A pesar de los acalorados debates, sostiene el autor, la principal preocupación del presidente Menem se encontraba hacia las divisiones producidas hacia adentro del partido. Divisiones no menores, y que culminarían con el abandono del Partido Justicialista de German Abdala, Juan Pablo Cafiero y Carlos “Chacho” Álvarez entre otros.
Recapitulando y a modo de conclusión Como hemos explicado a lo largo de este ensayo, existe una multiplicidad de factores que influenciaron la decisión de política exterior tomada por parte de la administración Menen referente al envío de tropas al Golfo Pérsico en 1990. Por un lado, el conflictivo contexto político con que asumía el presidente, potenciado por los resultados económicos de la denominada “década perdida” evidenciaba la necesidad de medidas económicas que garantizaran el orden social y promovieran el crecimiento económico. En ese contexto, la decisión tomada por el gobierno constituyo un quiebre en las relaciones exteriores argentinas. El abandono de la tradicional posición anti estadounidense por un lado, y el alineamiento irrestricto hacia esto últimos, incluso poniendo en riesgo las relaciones con el resto de los países del Cono Sur constituyó una clara señal de que el objetivo del gobierno era colocar a la Argentina en una posición destacada en el sistema internacional, reconociendo la subordinación del país ante los Estados Unidos, y acompañando las decisiones de estos.
La necesidad de resolver la “cuestión militar”, por otra parte, imponía al gobierno del presidente Menem la necesidad de tomar medidas concretas para, por un lado controlar cualquier intento de foco de sublevación dentro de las fuerzas armadas y así, sostener la endeble democracia argentina, pero por el otro lado, reasignar un rol a las fuerzas armadas en el que pudieran, no solo recuperar el prestigio perdido durante la última dictadura militar y la derrota en Malvinas, sino además sentirse útiles en el nuevo contexto internacional. En cuanto al modo en que fue llevada adelante la decisión, creemos que el presidente y su grupo cercano realizaron un estudio de costos y beneficios, por medio del cual consideraron que si bien los costos políticos internos serían un factor a tener en cuenta (principalmente los referentes al interior del bloque justicialista) estos serían aceptables en función a los beneficios esperables.
El análisis encontraba en las consecuencias sobre política interna, al principal costo de la política exterior del presidente, mientras que como beneficios, se contempló por un lado la posibilidad de obtener ventajas en términos financieros producto de la clara señal de alineamiento hacia los Estados Unidos al participar en la Guerra, sumado esto a la adhesión irrestricta de la argentina a las políticas del Consenso de Washington. En adhesión a esto último Míguez (2010) afirma:
“Estas tácticas de política exterior no pueden comprenderse en forma separada de una política económica orientada a obtener el visto bueno del FMI y de la banca acreedora” (p:135). Además, se esperaban beneficios producto de una eventual participación argentina en la reconstrucción de Kuwait, lo que finalmente no sucedió. Creemos que este constituye el principal error cometido a la hora de evaluar los costos y beneficios de la participación argentina en el conflicto. Desde el punto de vista de los beneficios referidos a la estabilidad del sistema político, se esperaba que la reconversión de las labores de las fuerzas armadas, sumado a los beneficios que los militares obtendrían de las participaciones en el extranjero contribuiría a mantener en su mínima expresión a cualquier foco de sublevación. En este sentido, el análisis llevado adelante por la administración Menem fue correcto, y la meta fue alcanzada.
Por último, vale destacar un beneficio adicional producto de la implementación de la política exterior que hemos analizado.
Esta es, la experiencia que representó para la Armada Argentina el participar en una situación de conflicto real junto a una coalición liderada por la mayor potencia militar del mundo. Esta experiencia contribuyó de manera significativa a consolidar la idea de que el gobierno buscaba la profesionalización de las fuerzas armadas. En palabras del Almirante Molina Pico: “[…] da la sensación de poseer una misión que debe tener todo militar, a la vez satisface el sentido de aventura que debe tener esta profesión arriesgada por su esencia.
Permite compararse con otras fuerzas de distinto orden y así, saber cuál es nuestra realidad” (Vignolles, 2003). Como sostiene Vignolles (2003): “el alto valor agregado generado por esta operaciones refleja la eficacia alcanzada, donde la eficiencia se condensa en haber constituido un significativo aporte complementario al objetivo central de estas actividades, y sin incurrir en mayores costos”(p:174).
Para finalizar, creemos pertinente mencionar que si bien las principales críticas realizadas ex post sostienen, como afirmara el ex ministro del interior Federico Storani8 , que la Argentina no obtuvo ningún beneficio del envío de tropas al Golfo Pérsico, debemos destacar que esas críticas se centran únicamente en el análisis llevado adelante por parte de la administración Menem respecto a la participación argentina en la reconstrucción de Kuwait.
Creemos que estas ignoran los factores políticos y sociales de la coyuntura del momento por lo que consideramos que las mismas constituyen una lectura simplista y sesgada de los hechos que acontecieron. Desde nuestro punto de vista, y como mencionamos anteriormente, la principal crítica que debería tener lugar es la que refiere a los métodos por los cuales se abordó la “cuestión militar”. Por fuera de ello, creemos que la política de envío de tropas fue, desde una visión amplia y considerando los distintos niveles de análisis mencionados durante este artículo, acertada, y que alcanzó los objetivos para los que fue formulada.
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